jueves, 9 de febrero de 2012

¡Que Historias!

Para mi abuelo, el decir mentiras era una profesión que ejercía con toda la disciplina del caso. Disciplina conveniente, pues lo mantenía con una lucidez impecable. Cada vez que nos sentábamos a ver televisión, en el único televisor de la casa, y aparecía un rockero o un hippie con el cabello largo y desordenado, él empezaba a contar sus historias juveniles y aseguraba haber sido como los “mechudos” que aparecían en la T.V.
No pagaba impuesto predial, pues según el cada vez que llegaba a pagarlo le decían “no Ángel, como le vamos a recibir la plata, tranquilo, usted es amigo de nosotros no se preocupe”… Inclusive llegué a sospechar que mi abuelo era el mejor amigo de Medellín, pues no le cobraban impuestos. Fue el único en la ciudad que en los años noventa conoció a Michael Jackson, en persona y además, como para rematar, era amigo de todos los ladrones. Cada vez que le “robaban” el dinero y las joyas, llegaba cabizbajo y enmudecido, pero a los ocho días entraba a la casa sonriente y alegre con los anillos y el reloj, pues según él, el ladrón se había enterado quién era Ángel Cruz y lo había buscado para entregárselos.
Era mi héroe, la máxima expresión de valentía que había conocido. ¡Qué cuento de Supermán o Batman! Para mí, mi abuelo.
Johaansson Cruz Lopera, El Pequeño Periódico, Nº 69, Medellín – Colombia, abril 2005.

prueba de lectura ¡Que Historias!

domingo, 5 de febrero de 2012

LA LECTURA (COMPRENSIÓN LECTORA)

La lectura es la práctica más importante para el estudio. En las asignaturas de letras, la lectura ocupa el 90 % del tiempo dedicado al estudio personal. Mediante la lectura se adquiere la mayor parte de los conocimientos y por tanto influye mucho en la formación intelectual.
Mediante la lectura se reconocen las palabras, se capta el pensamiento del autor y se contrasta con el propio pensamiento de forma crítica. De alguna forma se establece un diálogo con el autor. Laín Entralgo definió la lectura como "silencioso coloquio del lector con el autor".
Se pueden distinguir tres clases de lecturas: una de distracción, poco profunda, en la que interesa el argumento pero no el fijar los conocimientos; otra lectura es la informativa, con la que se pretende tener una visión general del tema, e incluso de un libro entero; y por fin, la lectura de estudio o formativa, que es la más lenta y profunda y pretende comprender un tema determinado.
Los dos factores de la lectura son la velocidad y la comprensión. La velocidad es el número de palabras que se leen en un minuto y suele ser de 200 a 250 en un estudiante normal. La comprensión se puede medir mediante una prueba objetiva aplicada inmediatamente después de hacer la lectura. Se suele medir de 0 a 10, y suele ser de 6 a 7 en una lectura normal. Es necesario que se evite siempre la lectura mecánica, es decir, sin comprensión y se ponga esfuerzo por leer todo lo deprisa que se pueda y asimilando el mayor número de conocimientos posibles. Con esto se aumenta la concentración y mejora la velocidad de lectura sin bajar la comprensión.
Si se quiere conseguir una gran velocidad de lectura, doblando o triplicando la velocidad actual sin bajar la comprensión, se debería hacer un curso de lectura rápida, que mediante un entrenamiento específico se puede conseguir una gran velocidad, como la alcanzada por el presidente Kennedy que llegaba a las 1200 palabras por minuto.
Antes de empezar a estudiar una lección es conveniente hacer una exploración, es decir, observarla por encima, viendo de qué tratan las distintas preguntas, los dibujos, los esquemas, las fotografías, etc. De esta forma se tiene una idea general del tema. El segundo paso sería hacerse preguntas de lo que se sabe en relación al tema y tratar de responderlas. Así se enlazan los conocimientos anteriores con los nuevos.
Arturo Ramo García

viernes, 3 de febrero de 2012

APRENDI Y DECIDI...

Tonny Melendez un ejemplo de superación

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